Dos Soles En El Atardecer

Escrita Por Marcelo Carter

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Son las 5 de la tarde y las calles del barrio se encuentran absolutamente vacías, la mayor parte de la gente permanece en el interior de sus hogares mientras que otros sencillamente han optado por abandonar la ciudad. Joaquín, un joven hombre de 25 años sale por la puerta del patio trasero de su casa y se dirige sus pasos hacia una escalera que está apoyada en uno de los muros, lentamente comienza a subir los peldaños hasta llegar a la azotea. Arriba se encuentra Carlos, su hermano mayor que le supera en 10 años. Carlos permanece imperturbable contemplando el horizonte con una expresión de total desesperanza en su rostro, sin embargo, el ruido que ha provocado Joaquín al subir a la azotea le distrae de su meditación.

-Hola.- Saluda Joaquín sentándose en la azotea junto a su hermano mayor.
 
-Hola… ¿lograste finalmente hablar con Bárbara?.- Pregunta Carlos.
 
-No… solo me enteré que ha abandonado la ciudad. 

-Lo lamento mucho.- Responde su hermano. 

-Está bien…, jamás me atreví a decirle lo mucho que la amaba.- Responde Joaquín.- decírselo ahora hubiese sido aún mucho más triste y doloroso.
 
Pasan unos segundos y se instala un breve lapso de silencio en el cual ambos hermanos no cruzan palabra alguna, luego Joaquín saca un cigarrillo y le ofrece otro a su hermano mayor. 

-No sabía que fumaras.- le dice Carlos.
 
-Nunca me viste hacerlo… además jamás es tarde para comenzar, ¿no?
 
Carlos sonríe y declina el ofrecimiento de su hermano. Joaquín vuelve a guardar la cajetilla. 

-Tú nunca te enfadas conmigo, Joaquín ¿por qué?
 
Joaquín no contesta de inmediato, tarda unos segundos antes de responder.
 
-Eres mi hermano mayor… eres todo lo que yo deseo ser. Siempre me has cuidado y creo que jamás podré enojarme contigo. 

-¿Alguna vez has deseado irte de casa?- Pregunta Carlos.
 
-No.-le responde su hermano seriamente.- no podría haberme alejado de ti y de tus dos hijos que me hacen sentir el tío más orgulloso del mundo. 

Carlos le responde con una dulce sonrisa cargada de emoción y afecto. De pronto un disparo se oye a unas cuantas cuadras y luego le siguen dos más. Ambos hermanos se miran y permanecen en silencio por un instante hasta que Joaquín se decide a hablar
-Los niños ¿están bien?… 

-Sí, están dormidos. Creo que por lo menos dormirán hasta mañana.- Responde Carlos.
 
En ese momento otro disparo se escucha, esta vez proviene del interior de una casa mas cercana. Joaquín al oír este disparo tan cerca, considera que es el momento de confesarle algo a su hermano mayor. 

-Carlos, debo decirte algo… esta mañana fui a la iglesia con un grupo de vecinos y…,y al regresar escuchamos gritos de socorro que provenían de la casa de José. Salté la cerca y me acerqué a ver que pasaba, al asomarme… vi que José apuntaba con una escopeta a su esposa y a su hija de 5 años. Pasó todo tan rápido… en un abrir y cerrar de ojos jaló el gatillo y mató a las dos. Cuando abrí mis ojos y destapé mis oídos noté que los vecinos que me habían acompañado a ver que sucedía habían huido… me encontraba solo, así que decidí asomarme nuevamente y vi que José estaba de rodillas llorando amargamente… 

-¿Cuándo ocurrió esto?- Pregunta Carlos intentando ocultar su exasperación. 

-Hoy en la mañana…- Responde Joaquín.-…cuando le vi llorar tan desconsoladamente, me acerqué a la puerta de entrada y entré muy lentamente… lo primero que hice fue tomar la escopeta…y él,…él bueno…. me dijo:”sólo las quise salvar del tormento, no merecían morir como nosotros” y luego siguió llorando….,pero cuando vi el cadáver de su esposa, y sobre todo el de la pequeña niña, pues una poderosa rabia se apoderó de mí y ….
 
-¿Lo mataste?.- Pregunta Carlos.
 
Joaquín asiente con la cabeza, la profunda tristeza no le permite articular palabra alguna. 

-Está bien, hermano…-Le dice Carlos apoyando su mano en el hombro de Joaquín.- está bien…
 
-¿Alguna vez pensaste que esto terminaría así? – Pregunta Joaquín. 

-No, jamás lo habría imaginado. 

Ambos guardan silencio un instante hasta que otro seco disparo de escopeta se oye a la distancia.
 
-¿Oyes eso? – Pregunta Carlos.- toda la gente que se ha estado quitando la vida hasta ahora… de alguna manera estamos todos muertos ya, Joaquín. 

-Pero es que es todo tan injusto…- protesta Joaquín secándose las lágrimas que asoman a sus ojos. 

-La vida puede ser todo lo que tú quieras, salvo justa… nacemos sólo para morir.- Responde Carlos.- Y nunca lo vi tan claro como ayer…,desde que lo anunciaron en la TV, cuando terminé de ver la sentencia mundial, pensé :”¿Quién me devolverá el tiempo perdido?”. Y la respuesta… la respuesta es estremecedora, Joaquín. 

Carlos deja de observar a su hermano menor quien ha comenzado a llorar amargamente, para luego posar su mirada en el cielo y en la enorme esfera de luz que resulta ser el mortal cometa descubierto hasta hace unos pocos días y que se acerca a nuestro planeta a una aterradora velocidad. Nada se puede hacer ya, la humanidad se ha entregado a su suerte y a la enorme bola de luz que pareciera ser un segundo sol en el cielo. Su apocalíptico impacto se espera se concrete en 2 horas más.

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